Cuando en marzo de 2020 escuchábamos en las noticias que lo del COVID19 iba en serio en México nadie se imaginó que tardaríamos más de 30 meses en regresar a la actividad en nuestras diversas esferas: familiares, económicas, educativas, sociales y esparcimiento.

Un poco a la distancia parece una película de terror de Hollywood. Pero fue real todo lo que vivimos. Aún podemos vernos en las calles y lugares públicos con mascarillas o "cubrebocas”.

No pretendo minimizar el impacto real. Estoy seguro que todos tuvimos un familiar o amigos cercanos con secuelas fatales.

En lo empresarial también hubo impacto. Sobre todo las empresas de servicios que dependen de la movilidad de los clientes para acceder a ellas. Y que muchas de ellas no resistieron la falta de clientes.

Todo lo que me tocó vivir como empresario me permitió aprender, junto con mi formidable equipo a quien agradezco su apoyo; lecciones de vida en lo que a veces había leído de autores o escuchado en conferencias: Los tiempos difíciles dan las mejores enseñanzas.

Ser empresario conlleva una gran responsabilidad en muchos aspectos. Desde conformar un equipo de trabajo, establecer la filosofía de trabajo, las políticas de calidad en el servicio, lo administrativo, etc.

Creo firmemente que como empresarios ejercer nuestro liderazgo en nuestro ámbito de actuación también es una responsabilidad. Pero, no buscando seguidores o buscando ser populares o famosos; ser líder desde mi punto de vista consiste en hacer que quienes nos rodean logren sacar la mejor versión de sí mismos. Predicando con el ejemplo y al mismo tiempo reconocer nuestras limitaciones y trabajar en ellas.

Cumplir con este reto es un trabajo de todos los días. Además del quehacer en empresa.

Hoy nos encontramos en un proceso de regreso a lo cotidiano, a reconectarnos con lo que nos hace ser felices. Y me refiero a lo presencial:

• Mostrar una sonrisa y conectar con nuestros clientes

• Cuidar nuestra presentación y arreglo personal

• Ser agradables y empáticos en la oficina y nuestras áreas de trabajo

• Valorar la puntualidad

• Saludarnos, estrechar la mano e incluso el abrazo efusivo

• Entrar con confianza a una tienda

• Ir a un café, restaurante, cine e incluso conciertos.

Todo, sin olvidar lo aprendido.

Estamos en un momento en el que nos corresponde revalorar todo aquello que nos hace más humanos y en el caso de formar parte de una empresa o proyecto, ya sea como dueño, directivo, ejecutivo o colaborador tener siempre presente el gran poder que tenemos de estar juntos.

Agradezco el gran esfuerzo de todo el equipo Sport Haircut por su compromiso, confianza y fidelidad. ¡Estamos de Regreso!