Limitarnos a observar al sector educativo solamente desde una perspectiva académica en donde el fin último de los profesionistas es obtener conocimiento, demerita el impacto positivo que genera la educación en el desarrollo económico de un país.

Por ello, resulta importante realizar un fortalecimiento adecuado del sistema de educación en México, ya que eso representaría un avance democrático encaminado hacia la generación de una sociedad más ética, sostenible, responsable y con mejor calidad de vida, así como un ejercicio pleno del Estado de Derecho comprometido con la transformación social, la innovación tecnológica y científica, permitiéndole a la población concretar/conectar su Propósito de Vida.

Estudios realizados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), han determinado que un año adicional de escolaridad en los individuos, incrementa el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de una nación hasta en un 7%, razón por la cual países como Finlandia o Estonia han puesto todo su esfuerzo desde hace décadas para construir los mejores sistemas educativos a nivel mundial.

Y es que los ecosistemas económicos modernos están basados en los trabajos del futuro, cuyos perfiles laborales requieren tanto de profesionales como de técnicos con estudios en habilidades digitales que solventen las necesidades de productividad y alta competitividad de las empresas inmersas en la transformación digital que se vive.

Bajo esa lógica, los programas educativos también han tenido que cambiar sus metodologías, dejando de lado los modelos tradicionales con poca flexibilidad para una población estudiantil que tiene que alternar su preparación con su vida laboral, pues de acuerdo a estadísticas del Education At a Glance 2022 de la OCDE, 8 de cada 10 jóvenes en México estudian y trabajan y requieren de planes cortos, más digitales o de tipo híbridos que se adecuen a su estilo de vida para alcanzar sus metas.

La exigencia actual del mercado laboral, donde la inteligencia artificial está en boga y comienza a permear la llegada del nearshoring al país, ha propiciado una evolución acelerada de los planes de estudio en las universidades, dando paso a programas cortos basados en el conocimiento apilable y certificaciones en habilidades digitales que serán de vital importancia para técnicos y profesionales en busca de mejorar sus procesos de empleabilidad, sobre todo en la industria de las nuevas tecnologías.

En ese sentido, es importante recapitular el progreso social y desarrollo económico que han tenido algunos países en los últimos años gracias a la potencialización de sus sistemas educativos, como Corea del Sur, Singapur y la India, siendo este último uno de los más relevantes.

Hoy en día, la India es uno de los gigantes tecnológicos y espacial gracias a su sistema educativo, pues desde que logró su independencia de Gran Bretaña en 1948 impulsó la educación obligatoria hasta los 14 años de todos sus ciudadanos y creó diversos organismos enfocados en el desarrollo de la ciencia y la innovación, convirtiéndose en un ejemplo de crecimiento social, económico y tecnológico para países como México.

Es un hecho que tenemos que romper con el anclaje de los modelos educativos poco flexibles, con el objetivo de formar profesionales totalmente capacitados para los desafíos de la actual era digital y técnica, mediante un aprendizaje basado en el desarrollo de habilidades y competencias, siendo el conocimiento sobre el cual se construyan sociedades prósperas y económicamente vibrantes.